Ayer fue un día de buenas noticias cofrades que muchos nunca olvidaremos.
Especialmente los almerienses y los hermanos y simpatizantes de San Gonzalo.
Tengo la suerte de ser lo primero y la certeza de ser lo tercero, aunque reconozco que muchas veces he estado tentado de coger un papelito, rellenarlo y convertirme también en lo segundo. Todo se andará.
Que el Señor que tallara Ortega Brú para ese barrio alejado entonces de la mano de Dios es impresionante de los que impresionan está fuera de toda duda. Que su cuadrilla de costaleros es única es una certeza tal como que uno existe. Que se trata de una de las hermandades con más futuro es una realidad palpable cada Lunes Santo.
Pero lo que a mi me enamoró de esta hermandad queda mucho más allá de un izquierdo por delante, una marcha de las Cigarreras o su discurrir por Triana de día o de noche.
Me siento cercano a San Gonzalo, un enamorado de ella, gracias a la gente de San Gonzalo -o de la butaca, como diría mi amigo Javilín-. Me engancha su hermandad como precisamente eso, una hermandad, su gente como hermanos y amigos con un mismo fin, un mismo objetivo y una defensa acérrima de lo suyo sin caer en el menosprecio. En definitiva, se trata de un lugar donde uno se ha sentido casi como en casa cada vez que la ha vivido.
Ayer le concedieron a mis amigos de San Gonzalo el honor de demostrar a Sevilla que la gran hermandad que pone el Barrio León en la calle va más allá de interminables filas de nazarenos blancos y una cuadrilla de las que, para bien o para mal, da espectáculo. Me uno a su alegría y me uniré en su momento a acompañar al impresionante Señor que Ortega Brú hizo para Sevilla.
Enhorabuena. Gracias por todo.
Saludos
P.D: Foto de Daniel Pérez Galisteo.
Especialmente los almerienses y los hermanos y simpatizantes de San Gonzalo.
Tengo la suerte de ser lo primero y la certeza de ser lo tercero, aunque reconozco que muchas veces he estado tentado de coger un papelito, rellenarlo y convertirme también en lo segundo. Todo se andará.
Que el Señor que tallara Ortega Brú para ese barrio alejado entonces de la mano de Dios es impresionante de los que impresionan está fuera de toda duda. Que su cuadrilla de costaleros es única es una certeza tal como que uno existe. Que se trata de una de las hermandades con más futuro es una realidad palpable cada Lunes Santo.
Pero lo que a mi me enamoró de esta hermandad queda mucho más allá de un izquierdo por delante, una marcha de las Cigarreras o su discurrir por Triana de día o de noche.
Me siento cercano a San Gonzalo, un enamorado de ella, gracias a la gente de San Gonzalo -o de la butaca, como diría mi amigo Javilín-. Me engancha su hermandad como precisamente eso, una hermandad, su gente como hermanos y amigos con un mismo fin, un mismo objetivo y una defensa acérrima de lo suyo sin caer en el menosprecio. En definitiva, se trata de un lugar donde uno se ha sentido casi como en casa cada vez que la ha vivido.
Ayer le concedieron a mis amigos de San Gonzalo el honor de demostrar a Sevilla que la gran hermandad que pone el Barrio León en la calle va más allá de interminables filas de nazarenos blancos y una cuadrilla de las que, para bien o para mal, da espectáculo. Me uno a su alegría y me uniré en su momento a acompañar al impresionante Señor que Ortega Brú hizo para Sevilla.
Enhorabuena. Gracias por todo.
Saludos
P.D: Foto de Daniel Pérez Galisteo.