Agradecido cartujanos

Una de las máximas de este mundillo de abajo que tanto amamos es que es de bien nacido ser agradecido, por lo que toca hoy dar las gracias a ese grupo de granadinos COSTALEROS, con mayúsculas sí, que nos permitieron disfrutar con ellos de un acontecimiento histórico como el del pasado Sábado Santo en la ciudad nazarí.


Seis peones de la Cena de Almería tuvimos la oportunidad de disfrutar bajo las trabajaderas del imponente paso de Nuestro Padre Jesús Despojado del barrio del Fígares, una auténtica joya. Inmersos dentro de una de las grandes cuadrillas de costaleros de la ciudad granadina fuimos cinco en la cuadrilla alta y uno en la trasera de la baja.

Es difícil personalizar agradecimientos porque han sido muchos los que nos han recibido de manera excepcional entre los cartujanos, pero sí que me gustaría destacar la atención que dos de ellos han hecho con nosotros. En primer lugar Dioni, el capataz, que en todo momento ha mostrado su predisposición a contar con nosotros para la celebración de la Passio Granatensis y que incluso entendió perfectamente nuestras circunstancias, eximiéndonos así del traslado mañanero al que tan difícil nos hubiera resultado llegar. En segundo a mi amigo Gonzalo Gallas, ten cuidaíto conmigo, por haber sido el principal artífice de nuestra presencia en Granada, por haber aguantado mis múltiples preguntas durante toda la Cuaresma y haber sido pieza clave en que, de nuevo, la gente de la Cena escriba una página de oro en nuestro libro particular, esta vez en Granada. Gracias Gonzalo, seguro que no es la única vez que compartimos trabajo en un gran paso, la Catedral andante te espera. A los demás, os digo lo mismo, gracias por acogernos y por dejarnos compartir el trabajo de los cartujanos.


Participar en la Passio Granatensis fue todo un orgullo para costaleros como nosotros, sentir el oficio en una ciudad distinta, saber que Mesones para el costero es matador, que la zona de Elvira y el Moro no tiene ni un sólo tramo de calle plano, una experiencia digna de recordar.



Y para no olvidar tampoco ese andar cadencioso sin música, los puntillazos compartidos levantando desde el subsuelo, esas vueltas con sello cenutrio en varias de las, como muchos de vosotros decís, variaciones, las marchas empalmadas cuando enfilábamos Fígares, la "manita para la gente de Almería" con Silencio Blanco, los sones de unas plumas por Granada, el cuidado especial que teniáis con nosotros en los relevos para que no nos perdiéramos...



Ni la lluvia ni el disfrazarnos de panaderos pudo con nosotros.

Gracias, siempre nos quedará algo de cartujanos.

Y hacedme caso, muchos de vosotros teneis mucho de cenutrios.

Un Saludo

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