Hoy, igual que hace poco más de medio año con lo ocurrido en Bellavista, no me queda más remedio que quitarme el sombrero ante otra de esas familias de capataces que siguen dignificando el oficio.
Representado por la enhiesta figura de Fali, hoy los Palacios han vuelto a quedar en su posición dentro del mundillo. No me une más que una ligera amistad con Fali y su hijo Falito, no son mis capataces aunque ellos saben que tengo muchas ganas de trabajar con ellos, y esas ganas aumentan hoy al darme cuenta que son de estos que hoy, cuando esto está a punto de explotar, no sufren la extendida enfermedad de la martillitis y sí un respeto enorme por la historia de este oficio, la herencia de nuestros mayores y la integridad de los costaleros de hoy en día.
Y ahora, otra vez más saltarán los carroñeros a poner a los pies de la caballo a los costaleros, un mundillo que desde el desconocimiento tratan de pisotear una y otra vez desde todos los estamentos cofradieros. Eso sí, sin pararse a pensar en él, sin conocer sus interioridades y sin saber siquiera lo que es una trabajadera. La moda es la caza al costalero, la moda es encontrar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
Y a esa viga es a donde quiero ir a parar. Me canso de escuchar una y otra vez que los costaleros son el cáncer de la Semana Santa y he llegado a la reciente conclusión de que ya está bien de engaños.
El cáncer de las cofradías eres tú, miembro de junta que con un carguillo te crees capitán general, licenciado en todas las artes cofradieras por la universidad del figureo, necesitado de notoriedad con un sillón en las salas de cabildos o con una papeleta que ponga tu nombre. Y lo que es peor, eres tú, que por llevar una vara te crees en posesión de decidir sobre otras personas, de decir quién puede y quien no ser algo en tu hermandad, asco me das. Porque ya está bien de mentir, de echar azúcar a los protegidos y de perseguir siempre a los mismos.
¿Cuándo van a dejar de inventarse las noticias para machacar al anónimo costalero de siempre y empiezan a cargar sus tintas con los verdaderos responsables de todo lo que está azotando a este mundillo?
¿CUÁNDO VAN A RECONOCER QUE EL VERDADERO CÁNCER DE LAS COFRADÍAS ESTÁ EN LOS MIEMBROS DE LA JUNTA DE GOBIERNO?
Sí, en aquellos que no son capaces de hacer lo mejor para su hermandad por no perder votos, en aquellos que temen acabar con esos grupos de presión de los que tantos se quejan, en aquellos que tienen la solución, en aquellos que no se resignan a no ser poderosos en todos los ámbitos posibles, en aquellos que no son capaces de coger el toro por los cuernos y acabar con todo aquello que crean el mal ambiente y que no merecen llamarse costaleros, en aquellos que sólo se ensañan con el débil y no son capaces de atajar las intenciones de unos pocos que hacen mucho ruido, en aquellos incapaces de delegar en los que, a todas luces, mil vueltas le dan en muchos temas, en aquellos que por intereses personales no buscan lo mejor para su hermandad, en aquellos que viven de intereses electorales.
En los que tienen miedo y en los que tienen ansias de poder.
Y especialmente en aquellos dos, que con actitud antidemocrática, reaccionaria y fascistoide, en busca de futuros votos y poder, con capaces de ver como un CAPATAZ se va por su nefasta actuación y tienen la poca vergüenza de no haber presentado aún la dimisión. Esos son el cáncer, esos apoyados por la cantidad de personajes que no merecen ser llamados costaleros que los animan y que se venden al mejor postor, siempre que no remueva privilegios.
Y, ahora, sin paños calientes, pónganse en el lugar de Fali, ante una cuadrilla mediocre, dominada por especímenes que ni siquiera saben lo que es ponerse derecho y que utilizan todas sus fuerzas en malmeter e incordiar. Ante una cuadrilla sólo mejorable tras hacer una escabechina que acabara con los huesos de 40 ó 50 devotísimos en las aceras el Jueves Santo, porque la túnica no se la iban a poner ni el 10% de esos devotísimos. De devotísimos liándola en los ensayos, en los relevos, en las juntas de gobierno, en los cabildos, en las convivencias… todo porque su zapatilla no se vea bajo el faldón o porque por primera vez en su vida le han dicho las verdades del barquero o ha cogido kilos.
Los pasos son para costaleros, y el cometido de los costaleros es pasear los pasos. A estos los elige el capataz, y si se exige ser hermano de la cofradía tan hermano y tantos derechos tiene el que lleva 20 años como el que lleva dos meses. A ver si nos enteramos de una vez.
Conmino a la Hermandad de Montesión a que cese a sus cuadrillas, a que comience de cero purgando así a toda la bazofia que maneja esa hermandad. A que confíe ahora sí en los capataces que designen (pocos más competentes que Los Palacios hay). Y seguro que todos aquellos costaleros buenos de Montesión, que no dan problemas, que aman el oficio y a sus titulares, seguirán siendo costaleros de estos pasos. Eso sí, sin los especímenes que lastran el desarrollo de una de las cuadrillas, no nos engañemos, que más tienen que mejorar en Sevilla.
Aún con esta enhorabuena que le doy a Fali, por demostrarse digno de llamarse capataz, por querer a sus peones y a su oficio, y por una decisión seguramente dolorosa para él, no quiero olvidar a una persona que lucha día a día por el bien de Montesión, duela a quien duela, alguien que quiere siempre lo mejor para su Hermandad, que va de frente con sus opiniones y que no necesita protagonismos personales porque ya toda Sevilla lo conoce. Siento lo sucedido por mi amigo Francisco Javier Jarana, que seguro que está sufriendo en estos momentos por su Hermandad, no por sí mismo o sus egos.
Hoy, estando el mundillo como está, estas son las actitudes que conseguirán dar la vuelta a la situación y acabar con toda la bazofia e indignidad que rodea al oficio más bonito del mundo. Considero necesaria la valentía de Fali Palacios para dar la vuelta a un sistema que a nadie convence y acabar ya de una vez con la mentira y la utopía de los Hermanos Costaleros y la devoción bajo los pasos...
Un Saludo
P.D: Foto de pasionensevilla.tv
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