La última del año

Con la de ayer, y salvo imprevisto de última hora, doy por finalizada mi temporada taurina 2009, una temporada mucho menos prolífica que la anterior tanto en número de festejos como en calidad de estos, y es que la tónica de la campaña taurina en toda España nos afecta a todos. El borreguismo y la falta de casta ha sido la tónica.



Eso sí, como epílogo, tuve la buena suerte de "anunciarme" en la buena de San Miguel, es decir, en la que, a priori, menos cartel tenía. Huí, primero por motivos cofrades y finalmente por trabajo, del "cartelón" del fin de semana, del que finalmente se cayó El Cid. Y gracias a Dios, según me cuentan, pues los platos de jamón de Juampedro, disfrazados en Parladé, volvieron a ser poco disgestivos, de esos que quitan la afición por mucho que el guadianesco Morante y el valeroso Castella hicieran el paseíllo.

En definitiva, volví por septiembre a los escaños maestrantes en el festejo de ayer. Ni mala ni buena era a priori la corrida. El luchador Ferrera, el estancado Talavante y el prometedor Daniel Luque estoquearon a una corrida de Alcurrucén que, lejos de ser antológica,
sí ofreció un buen juego pese a su escasa presentación, especialmente tercero y cuarto, que se fueron al arrastre sin alguno de sus apéndices.

Talavante estuvo sin esconderse, que no es poco, hasta donde le dejaron los toros. Sin duda tuvo el peor lote de los tres. Para colmo es un torero que no me llena, por lo que su actuación irá al limbo como otras tantas. Dejó algunos detalles con la izquierda, un buen quite por gaoneras y, en definitiva, un toreo castrado que a mí me da la impresión que trata de seguir la senda de José Tomás.
El que no estuvo mal fue Antonio Ferrera. Más allá del espectáculo con las banderillas, en el que no tiene nada que envidiar a El Fandi tanto en plasticidad como en "lo que se pasa" de los toros, el natural de Ibiza demostró sus cualidades, un tanto limitaditas eso sí, en un primer toro que se lo puso complicado y en un cuarto al que, si hubiera metido en la canasta, podría haberle formado un lío gordo.

El triunfador de la tarde fue Daniel Luque, que comenzó dejando muestras de su tauromaquia quitando al primero de Talavante con ajustadas chicuelinas.



Ojo a este torero, y no es la primera vez que lo digo. Al tercero le formó un taco en el recibo con verónicas que si lo hubiera hecho algún otro que se nos viene a todos a la mente hubiera valido una temporada. Se vio a gusto el de Gerena y era su momento. Se fue a por el toro, que si bi
en era noblote de embestida, se quedaba algo parado dificultando la siempre bulliciosa ligazón. Antes, protagonizó la anécdota de la jornada al pedirle el cambio de tercio a la presidenta tras una sola entrada al caballo, ¿desconocimiento o despiste?... Al coger la franela comenzó con la derecha para, una tanda después, cambiar al natural e instrumentar por ahí el grueso de una gran faena que le ponía muy cerca de ver el Guadalquivir desde las alturas. Eso sí, con una estocada algo baja.



Y para rubricar el abono en Sevilla (aunque haya más festejos después de éste) un toro manso de libro, que huía del caballo de forma que cas
i se le monta el picador encima en medio del ruedo.

En definitiva, un ejemplo de lo que ha sido el toro en Sevilla este 2009.
Un torero volcado para conseguir su primer gran triunfo desde la alternativa, y un público entregado dispuesto a darle la oreja que le sirviera para abrir, dos años después, como torero de a pie la ansiada Puerta del Príncipe. La puerta más importante del toreo.


Y en esas se metió un antagonista que nos devolvió a la cruda realidad/actualidad de la fiesta...


Un Saludo


P.D: Y el año que viene que vuelva Juan Pedro...

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