Con la incertidumbre por cuestiones meteorológicas que tantos estragos ha causado en los últimos años me dirigía ayer a la Real Maestranza. Y con la posibilidad de comprobar el acierto de la nueva lona para tapar el ruedo ante la lluvia, aunque uno se plantea entonces cómo se ha tardado tanto en adoptar una solución tan lógica.
La que pintaba como una de las tardes más flojitas del abono acabó convirtiéndose en más que entretenida, teniendo incluso la posibilidad de ver la primera oreja de la temporada en el coso del Arenal.
El ganado de José Luis Pereda-La Dehesilla pese a estar bien presentado dio poco juego a los espadas, excepto el segundo, que tras dar visos de mansedumbre en los primeros tercios se reveló como un jugoso toro en la muleta. El primero es, quizás, el toro más manso que he visto en mi vida. Correteaba sin fijarse en nada, pasaba de la muleta y del torero en la faena y buscaba chiqueros como un desesperado.
El cabeza de cartel, Curro Díaz, volvió a tener muy mala suerte en su lote en Sevilla. Es la tercera vez que lo veía en directo, más una por televisión el año pasado, y siempre pasó lo mismo. Desde el Cebada que se echó en 2007 hasta el mansísimo primero de ayer, el torero de Linares había pasado sin pena ni gloria por una plaza que quería y gustaba de verle, pero los Juan Pedro y Gerardo Ortega del año pasado no posibilitaron su trabajo. Tampoco lo hicieron los Pereda de ayer, el primero ya nombrado apenas tuvo para medio muletazo y lo despachó de tempranero espadazo. Pero Curro, cansado quizás de su mala suerte, se fajó con el manso cuarto hasta inventárselo, le dio algunos pases de mérito mientras sonaba Suspiros de España, sacó casta y en medio de los momentos de mayor emoción el colorado astado le dio un volteretón con una muy fea caída. Clave para la oreja.
Acabó la faena visiblemente mareado y, tras un metesaca, recetó una buena estocada a su oponente. La Maestranza premió el valor del linarense y concedió la primera oreja de la temporada.
Pero los momentos más artísticos de la tarde los dejó Miguel Abellán en el buen segundo, toro que hacía el avión y que el madrileño supo entender de principio a fin. El recibo con la capa fue el mejor del día, César Girón se atrevió a quitar por unas atropelladas verónicas y Abellán respondió con ajustadísimas chicuelinas de mano baja. Ya con la muleta, tanto en la mano derecha como al natural, pudimos ver bonitos y templadísimos pases con poca ligazón, aunque fue un circular invertido maravilloso en los momentos finales de la faena el que hizo despertar a la banda del Maestro Tejera. Mató de estocada algo trasera y el fallo en el descabello le privó de tocar pelo. Vuelta merecida para Abellán en el segundo.
En el quinto, que esta vez también fue malo, se mostró muy dispuesto a repetir las buenas sensaciones de su primero, pero falló el astado. Las sensaciones fueron parecidas pues el madrileño se fue a los terrenos del toro y le sacó algunos pases de mérito, intentando incluso repetir el circular invertido del primero de su lote. Mató bien y dejó un buen sabor de boca en Sevilla.
Por último, compareció el local César Girón, que dio muestras de un buen concepto del torero pero al que se le notó estar poco placeado, sólo seis corridas de toros en la pasada temporada. El primer toro le rajó el capote por completo en el recibo por verónicas y esa fue la tónica de la faena. Pases mñas o menos templados culminados en un derrote que enganchaba en la muleta. En su segundo astado ni chicha ni limoná, no hubo nada que hacer ante su soso oponente.
Un Saludo
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