De Pepe Ariza



Recuerdo con inusitada claridad aquel segundo ensayo que hice en la O, en el año 2006, cuando aún no sabía si iba a pertenecer a la cuadrilla del Nazareno de Triana. Salíamos del local de la calle Alfarería y poco antes de llegar a San Jorge comenzó a llover, presagiando lo que sería el posterior Viernes Santo. Lógicamente, la roja parihuela de ensayo del Nazareno volvió por el recorrido más corto de nuevo a la calle Alfarería.

Estando detrás del paso con Arturo y cerca de él, el paso encaraba Alfarería desde Antillano Campos con su clásico andar largo y racheado, y con sus efectivas vueltas siempre andando al frente. Una cuba hacia el costero izquierdo y el bordillo en el derecho dificultaba la maniobra, y fue entonces cuando desde la trasera, con su voz quebrada y sus típicos aspavientos con la mano don José Ariza Sánchez mandó la mejor vuelta que he visto en mi vida.

Han pasado cuatro Semanas Santas desde entonces y este Sábado Santo, tras recoger a la Soledad en San Lorenzo, Pepe Ariza anunció su retirada de los martillos cincuenta años después de haber mandado un paso por primera vez.

He de reconocer que la decisión ha causado en mí sorpresa y decepción. Pese a que él comentaba últimamente que ya estaba cansado, un cansancio seguramente acelerado por las situaciones que le han hecho vivir en la Hiniesta y en San Esteban personajes que no merecen ponerse la etiqueta de costalero, no esperaba que un hombre en plenas facultades lo dejara, lo que ha causado en mí estupefacción, y decepción por haberlo disfrutado mucho menos de lo que me hubiera gustado.

Cuatro años perteneciendo a una de sus cuadrillas y dos Viernes Santo a su mando son cosas que no se pueden dejar a un lado. Cuando el tiempo ponga las cosas en su sitio, aunque Pepe seguramente ya está en él, podré contar con orgullo que yo fui costalero de Pepe Ariza, fui de los últimos que tuvieron la suerte de haber levantado a sus golpes de martillo. De Pepe Ariza, aquella leyenda que será dentro de unos años. De Pepe Ariza, recordado como uno de los más grandes capataces que ha dado Sevilla en sus cientos de años de historia costalera.

Se va un grande, en mi opinión el capataz de la actualidad que con mayor maestría, y con ese atrevimiento que Dios concede a los más grandes para ponerlos en esa situación de triunfar, se ponía al frente de una cuadrilla de costaleros.

Yo fui de Pepe Ariza…

No, mejor no. Yo soy de Pepe Ariza.

GRACIAS DON JOSÉ

Un Saludo

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