Confieso que soy muy de José Tomás, pues más allá de encastes, peticiones y su mutismo ante los medios, creo que es de los pocos que de verdad se expone una y otra vez en todos y cada uno de los ruedos.
En estos tiempos en los que hasta a los andaluces nos resulta difícil postularnos como amantes de la Fiesta de los toros, es digno de agradecer el gesto del torerazo de Galapagar con la afición barcelonesa, tan atacada e inmersa de lleno en un proceso que pretende acabar con la fiesta en Cataluña.
Allí es donde José Tomás ha decidido pasar a la inmortalidad por tres veces, allí donde reapareció y allí donde indultó a un Cuvillo, dando una lección de la naturalidad del toreo.
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Ante la decepción que han supuesto los carteles de las dos primeras ferias grandes del año, Fallas y Sevilla, continúa la senda marcada por algunos carteles-pelotazo y otros muchos de medio pelo. Entre los primeros destacan tres, el mano a mano entre El Cid y Morante con cornupetas de Victorino Martín, la encerrona de Talavante en Las Ventas y el hito que supondrá ver a José Tomás con seis toros en quizás no el mejor escenario, pero sin duda el más necesitado.
Así pues, es digno de mencionar y agradecer el gesto de un torero que con sólo dos toros llena todas las plazas que pisa y que, una temporada más, volverá a poner a Barcelona y por ende a Cataluña en el centro del orbe taurino, consiguiendo así que se vea en el mundo entero que la afición catalana a los toros está latente como en el resto del país.
Será un 5 de julio para recordar y hacer ver a todos esos antis que no respetan nuestra afición, que los toros no entienden de nacionalidades, politiqueos y de cuelgamedallas, que se trata una herramienta para unir con la mayor fraternidad a lugares tan dispares como la Plaza México, Vistalegre de Bilbao, Nimes, Bayona, la Monumental, las Ventas, Illumbe, la Maestranza o la Malagueta, todo ello con un sólo denominador común: el arte más bonito y plástico que existir puede.
Del pueblo y para el pueblo.
El toreo.
Un Saludo
En estos tiempos en los que hasta a los andaluces nos resulta difícil postularnos como amantes de la Fiesta de los toros, es digno de agradecer el gesto del torerazo de Galapagar con la afición barcelonesa, tan atacada e inmersa de lleno en un proceso que pretende acabar con la fiesta en Cataluña.
Allí es donde José Tomás ha decidido pasar a la inmortalidad por tres veces, allí donde reapareció y allí donde indultó a un Cuvillo, dando una lección de la naturalidad del toreo.
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Ante la decepción que han supuesto los carteles de las dos primeras ferias grandes del año, Fallas y Sevilla, continúa la senda marcada por algunos carteles-pelotazo y otros muchos de medio pelo. Entre los primeros destacan tres, el mano a mano entre El Cid y Morante con cornupetas de Victorino Martín, la encerrona de Talavante en Las Ventas y el hito que supondrá ver a José Tomás con seis toros en quizás no el mejor escenario, pero sin duda el más necesitado.
Así pues, es digno de mencionar y agradecer el gesto de un torero que con sólo dos toros llena todas las plazas que pisa y que, una temporada más, volverá a poner a Barcelona y por ende a Cataluña en el centro del orbe taurino, consiguiendo así que se vea en el mundo entero que la afición catalana a los toros está latente como en el resto del país.
Será un 5 de julio para recordar y hacer ver a todos esos antis que no respetan nuestra afición, que los toros no entienden de nacionalidades, politiqueos y de cuelgamedallas, que se trata una herramienta para unir con la mayor fraternidad a lugares tan dispares como la Plaza México, Vistalegre de Bilbao, Nimes, Bayona, la Monumental, las Ventas, Illumbe, la Maestranza o la Malagueta, todo ello con un sólo denominador común: el arte más bonito y plástico que existir puede.
Del pueblo y para el pueblo.
El toreo.
Un Saludo
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