"¡Qué alegría, que alboroto! Vuelve Gurpegui al fútbol tras cumplir su injustísima sanción"
Declaraciones de este tipo venimos escuchando esta última semana en todos los medios de comunicación. Que conste desde el primer momento que no tengo absolutamente nada ni contra el futbolista, ni contra su club, pero en mi opinión es algo que clama al cielo.
Gurpegui se dopó, está demostrado. Las causas o los atenuantes de lo que hizo no me interesan, Gurpegui es un tramposo que quiso aumentar su rendimiento en un deporte en el que no es necesario doparse y hoy es poco menos que un héroe. Gurpegui se ha erigido en poco menos que una víctima del sistema, un perseguido y un machacado e incluso un héroe vasco ante la "ocupación española".
Gurpegui, vasco muy vasco, eligió para su carrera deportiva ser futbolista del honorabilísimo Athletic Club de Bilbao. Igual, Carlos podría haber escogido el deporte de muchos de sus paisanos y haber decidido montarse en una bicicleta.
En ese caso, Gurpegui se hubiera dopado con motivo, pues sus piernas no aguantarían las interminables etapas de las infinitas grandes rondas. Entonces a Gurpegui lo hubieran perseguido los "vampiros" de la UCI, le hubieran despertado de madrugada y le exigirían declarar en todo momento su paradero. Seguramente lo hubieran cogido en un control, España se habría olvidado de él, su deporte y sus clubes más aún y en la prensa sería tratado poco menos que como un delincuente para sólo ser recordado en el futuro en listas de fraudes. Pero Gurpegui, si hubiera sido ciclista se hubiera dopado casi por supervivencia.
Pese a todo Gurpegui tiene la suerte de ser futbolista, y en vez de ser un delincuente, es poco menos que un héroe.
Un Saludo
P.D: Me enerva el doble rasero de este país en el que vivimos.
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