Mi evolución es Hemingway, Welles u Ortega. Prohibir no es progresar


Ayer miércoles, desde Barcelona, en lo que uno creía que era un país libre, a cientos de miles de españoles nos maniataron, nos insultaron, nos escupieron y nos vejaron.

Nos han privado de la libertad, el mayor privilegio que puede tener un ser humano y por el que lucharon durante siglos nuestros antepasados.

La libertad, se dice pronto.

Disfrazados de falso animalismo, con toques de aliño de repulsa a todo lo que huela a España, ayer nos señalaron como asesinos. Precisamente aquellos que se dicen progresistas y que en nombre de una evolución que yo no entiendo y ellos no son capaces de argumentar nos devolvieron a la Edad Media para decirnos ¡¡NO, TÚ NO, NO PUEDES HACER ESO!!

Eso sí, con el engaño por delante. Porque los antis no se pueden tachar de animalistas cuando sin embargo permiten los correbous y el toro embolado, actividades que carecen del respeto de las propias corridas y que hacen sufrir aún más al animal. Y mientras hay que tragarse a un tal Puigcercós diciendo que no se trata de política, eso sí, salvaguardando tus rastreros votos de la baja Tarragona, o a un tal Montilla que desde que preside la región que le da cobijo es incapaz de demostrar su ya demostrado amor a la fiesta.

Este es el resultado del país de mojigatos e ignorantes en el que nos hemos convertido. Un país en el que sólo prima lo políticamente correcto para conseguir votos, un país en el que la conciencia es más importante para prohibir una fiesta milenaria que para decidir sobre el aborto de un nonato. Un país en el que hasta los partidos nacionales se lavan las manos, en los que ni siquiera los propios protagonistas de la fiesta han sabido moverse, en la que triunfa una iniciativa ridícula y vengativa respaldada por sólo 180.000 firmas.

Y mientras tendremos que aguantar que nos prohiban, que nos llamen asesinos, sadistas y demás aquellos que se comen día sí y otro también animales nacidos, criados y matados de manera mucho más cruel que al que nosotros amamos. Su evolución y progresismo es prohibir, la nuestra tiene nombres tan propios como Ernst Hemingway, Orson Welles u Ortega y Gasset.

Ha triunfado la segregación, la venganza, la patochada y la mentira. Habeis herido de muerte al toro. Hipócritas.

Aún así, larga vida a la fiesta de los toros.

Un Saludo

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