Prohibir no es progresar


"Prohibir es progresar", eso dijo y se quedó tan pancha esta mañana en el Parlamento de Cataluña la promotora abolicionista de la fiesta en esta región tan singular.

A ella le siguió el tal Puigcercós hablando de que "nuestro país Cataluña debe progresar".

Pero los verdaderos matadores de la fiesta fueron el PSC y CIU, a los que se le subieron los huevos al corbatín con la salida del burel y no fueron capaces de movilizarse, plantarse en la contraquerencia y capear con una verónica la dictadura, la imposición y la censura, faltando así al respeto a miles de sus votantes en toda Cataluña, y en el caso socialista, en todo el país. Libertad de voto dieron, vamos, como si el matador da permiso a todos los aficionados a pegar unos lances al astado...

Ésta es la puta política. Ésta. A la que no le duelen prendas para posicionarse en contra de cualquier cosa que hace el de enfrente, por nimia o conveniente que sea, la que prohibe y cercena cada vez más las libertades de sus ciudadanos por sumarse a lo 'políticamente correcto' y por no tener la valentía suficiente para ser justo.

Acongojados, mojigatos y acojonados. Esos son los mierdas que nos representan, que por miedo al "qué diran", por pánico a ser tachados de españolistas, anticatalanes, derechones y demás estupideces no son capaces de posicionarse en la coherencia de las libertades individuales, no son capaces de decir que no a la mentira y a la demagogia antitaurina.

Es totalmente lícito que no gusten los toros, incluso se puede comprender que se quiera su desaparición, pero son inaceptables la cantidad de mentiras con las que se engaña a la ciudadanía, que los políticos conocen pero esconden según su conveniencia. Es inaceptable que se use como argumento que un centenar de toros salvarán la vida si no se celebran corridas en Barcelona, porque es una mentira y una falacia tremenda. Centenares de toros no tendrán la posibilidad de ganarse el indulto como aquel Idílico y morirán en el matadero, cercenando así además la procreación de más animales y, en definitiva, iniciando así la extinción del toro bravo, la raza animal más propia que tenemos.


Al cuento del españolismo, anticatalanismo, franquismo y demás estupideces del toreo sólo tengo que invitar a estos a que se acerquen al País Vasco y pregunten por el españolismo del toreo.

Y ahora, que asuman su papel de asesinos. Asesinos de la cultura más ancestral del sur de Europa, de Iberia y de Cataluña. Asesinos del animal, sí, vosotros, asesinos desde el origen y responsables primeros y últimos de la extinción del toro bravo.

¿Qué será lo próximo? ¿Saldrán asociaciones antifutboleras que con el argumento de que el fútbol incita a la violencia o de que hay personas que se hacen daño jugando pidan su prohibición? ¿Seguirán intentando convencer de que romper con el pasado y las tradiciones es progresar y ser moderno? ¿Cuánto de vida le quedan a la Semana Santa, a las ferias, al flamenco, a la música clásica y a todo lo que huela a tradición? Si ser moderno y progresar es prohibir que no me esperen.

Sólo nos queda esperar a que los mingafrías rectifiquen y cuando se empiece a debatir, allá por marzo, la definitiva prohibición de la fiesta en Cataluña, se defiendan las libertades de los ciudadanos. Y es que no se trata del toreo o no.

A mí me enseñaron que el ser humano es libre siempre que no abuse de la libertad de los demás. Eso en España hace años que se perdió.

Y es que, claro lo ha dicho el parlamentario de Ciutadans, para nada sospechoso de españolista, fascista y demás...

"No soy aficionado a los toros, pero sí a la libertad"

Déjennos ser libres, 'adalides' de la libertad y los derechos.

Un Saludo

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