Eligió la tradición


Es la diferencia de la fiesta de los toros y cualquier otra. Quien elige y ama esta tradición sabe que uno de los ingredientes que la hacen tan mágica es la muerte.

Daniel Jimeno eligió la tradición y se dejó su vida de taurino, corredor de encierros y muchas otras cosas más en las calles de Pamplona, en la fiesta más fiesta de España que tiene lugar en un sitio como Navarra y, mire usted por donde, el protagonista es un toro que por la mañana llena las calles de corredores y por la tarde la plaza de peñas.

Y es que hay muchas maneras de morir, cualquiera se expone a ello, y quien se pone delante de un toro sabe que sus posibilidades aumentan sobremanera. Pero seguro que Jimeno tuvo pesadillas y sueños por igual con morir en Pamplona por heridas causadas por asta de toro.

Y allí, poco después de la mítica Estafeta, un tal capuchino, colorao, con dos leños nada propios de su encaste y una mala leche innata segó la cava, la aorta, el pulmón y en definitiva la vida de un chaval de los nuestros.

Jimeno eligió la tradición y la fiesta, esa fiesta única que se desarrolla en España y que en contados casos le da protagonismo a la muerte. Jimeno lo sabía, y pasó de ser un héroe anónimo como tantos cientos a serlo famoso, tristemente famoso.

Descanse en paz.

Un Saludo

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