Vaya por delante mi enhorabuena y admiración hacia la Hermandad de la Soledad de Santiago, por el exquisito gusto demostrado en la realización del altar que saludara a la procesión del Corpus del pasado domingo.
Pero me viene a la memoria aquel junio de hará unos 7 años. Cuando unos jóvenes de la Hermandad de la Cena enrredábamos pensando en como dar más lustre a la cada vez más decadente procesión eucarística de Almería.
Estaba todo pensado, se trataría de un altar sencillo, con no demasiada cera, unas telas rojas, algo de flores y presidido por nuestro titular. Se pondría en la puerta por la que sale la Cofradía y sería tan efímero que apenas estaría un par de horas montado.
La ilusión se apoderaba de nosotros conforme se acercaba la fecha y los proyectos afloraban entre todos. Queríamos hacer algo que, al menos en los últimos años, no se había visto en Almería. Algo sencillo pero solemne y respetuoso que ensalzara la condición de eucarística de nuestra cofradía, serían tres los frentes que afrontaría la Hermandad en ese día.
Pero con el manido argumento de "antilitúrgico" que nos espetan cada vez que algo no les gusta o se sale de su pensamiento, y tres o cuatro tonterías más sin fundamento ninguno, se acabó la idea del altar y, de nuevo, nos dejaban con un palmo de narices ante un proyecto al que, a priori, era imposible ponerle una pega.
Antes vino el choteo con el Congreso Eucarístico, que volvió más tarde en un Corpus posterior en el que, también, era "antilitúrgico" sacar el paso de misterio. El año pasado ya no era "antilitúrgico", pero volvió el choteo de una institución clave de la Iglesia que se ríe y maltrata a una parte de ella que son las hermandades proponiendo, entre otras barbaridades, traslados furgoneteros. Acabamos con gritos y malas formas ante hermanos de la Hermandad en la misma procesión y nunca un simple "gracias".
Y ahora la barandilla.
Las Hermandades también son Iglesia, y también son el pueblo.
Y también se merecen un mínimo de respeto.
Un Saludo
Pero me viene a la memoria aquel junio de hará unos 7 años. Cuando unos jóvenes de la Hermandad de la Cena enrredábamos pensando en como dar más lustre a la cada vez más decadente procesión eucarística de Almería.
Estaba todo pensado, se trataría de un altar sencillo, con no demasiada cera, unas telas rojas, algo de flores y presidido por nuestro titular. Se pondría en la puerta por la que sale la Cofradía y sería tan efímero que apenas estaría un par de horas montado.
La ilusión se apoderaba de nosotros conforme se acercaba la fecha y los proyectos afloraban entre todos. Queríamos hacer algo que, al menos en los últimos años, no se había visto en Almería. Algo sencillo pero solemne y respetuoso que ensalzara la condición de eucarística de nuestra cofradía, serían tres los frentes que afrontaría la Hermandad en ese día.
Pero con el manido argumento de "antilitúrgico" que nos espetan cada vez que algo no les gusta o se sale de su pensamiento, y tres o cuatro tonterías más sin fundamento ninguno, se acabó la idea del altar y, de nuevo, nos dejaban con un palmo de narices ante un proyecto al que, a priori, era imposible ponerle una pega.
Antes vino el choteo con el Congreso Eucarístico, que volvió más tarde en un Corpus posterior en el que, también, era "antilitúrgico" sacar el paso de misterio. El año pasado ya no era "antilitúrgico", pero volvió el choteo de una institución clave de la Iglesia que se ríe y maltrata a una parte de ella que son las hermandades proponiendo, entre otras barbaridades, traslados furgoneteros. Acabamos con gritos y malas formas ante hermanos de la Hermandad en la misma procesión y nunca un simple "gracias".
Y ahora la barandilla.
Las Hermandades también son Iglesia, y también son el pueblo.
Y también se merecen un mínimo de respeto.
Un Saludo
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