Toros en Sevilla 2009: La de Miura y chimpún


Entre la imposibilidad de haber acudido a tres de las corridas de las que tenía entrada, que la del viernes de preferia del Torreón fue tan aburrida que era un riesgo recordarla para escribir sobre ella y que el domingo se me olvidó la cámara para hacer fotos y algún que otro video de la de Miura, así se ha quedado de parado el blog en cuanto a materia taurina. Bueno, y en cuanto a todo.

Lo cierto es que el domingo, tras el desastre ganadero de toda la feria, no se esperaba nada bueno del hierro de Zahariche. O sea, que se esperaba lo que es. A mí esta ganadería la verdad es que me engancha y me enamora, será seguramente por su peligro, pero también aliña este enamoramiento la variedad de pelajes, algunos tan poco habituales como el salinero que salió en tercer lugar, las desproporcionadas cornamentas, el tonelaje de algunos de sus bureles, y el comportamiento cambiante de los de la A con asas.

Tan cambiante fue que en la primera de las últimas veces que el torilero abría chiqueros salió un bicho de más de 600 kilos que sin esfuerzo podía verle hasta los zapatos al que estaba en el callejón. Trapío de su leyenda y comportamiento de otra. Fue bonito ver como ese astado humillaba y sin cabecear se embebía en la muleta del Fundi, maestro de maestros del que una vez más me declaro seguidor, que se entretuvo en dar coba a un toro que casi le superaba la altura. Colaboró el de Zahariche y el Fundi dio su primera lección de la tarde que emborronó con la espada. Su segunda oreja la habría cortado si no hubiera fallado con la espada en el cuarto toro. Éste no colaboró, pero el de Fuenlabrada dio una nueva lección de pundonor y oficio, toreando sobre los pies, a la antigua, pudiéndole al toro y erigiéndose en vencedor. Habrían sido dos orejas muy distintas pero que habrían dado buena fe de lo que es capaz el Fundi. Yo soy del Fundi, que por cierto creo que llevaba el mismo vestido con el que casi indulta al Cebada en Almería.


Padilla te puede gustar o no, pero siempre expone lo mejor de sí mismo y entretiene. Eso no hay que negarlo. Como tampoco tengo que negar que a mí me gusta verlo. Su primer animal, llamado Jerezano precisamente, pesaba ni más ni menos que 648 kilos, de los que por lo menos los 48 eran de pezuña. Éste se vino abajo rápido, pero nos frotábamos los ojos cuando entró en el caballo desde lejos ¡Increíble!... después de lo visto durante toda la semana. En el quinto no dejó pasar la oportunidad y al burraco recibió con largas cambiadas de rodilla, pareó en banderillas mientras sonaba Churumbelerías y se entretuvo en torearlo como nunca, especialmente con la mano izquierda. Ahí estaba su oportunidad y el jerezano no desaprovechó. Estocada hasta la bola, cae el toro y oreja merecida. Bien por Padilla y por estos toreros que se baten el cobre matando TOROS de verdad.

A Valverde este año le tocó la china, un salinero soso como él solo con el que no pudo hacer nada. En último lugar salió un colorao precioso, con dos astas que servirían para unas cuantas puertas y que se desplazaba bien, tan bonito pintaba el Miura que se lastimó de una mano y tuvo que ser cambiado. Pero antes saltó un espontáneo que le dio cuatro pases por alto, ahí estuvo el tío, cumpliendo su sueño de torear un Miura en la Maestranza y haciendo algo más liviana la tarde.



De sobrero salió un gordo de El Serrano, con la cabeza achatada y desproporcionado. Feo con cojones vamos. Encima peligroso y soso. Me fui antes de que lo mataran.

Si algo tienen las corridas de Miura es que todos pueden aportar algo distinto a las demás. Ésta lo hizo.

Bien por los Cabrera de don Eduardo.

Y por muchos años más.

Un Saludo

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