Preguntaban, a mi juicio ingenuamente, en Marca el otro día si el italiano Paolo Maldini había sido el mejor defensa de la historia del fútbol. Yo me lanzo a la piscina claramente y digo que SÍ, sin dudarlo un instante.
Otrora lateral, convertido a central con el paso de la edad, desde mi punto de vista que alcanza no más de dos décadas el milanista ha sido sin duda el mejor defensa de la historia del fútbol, aunque mi opinión puede quedar algo segada debido a mi juventud.
A sus 41 años de edad, que se dice pronto, compit
iendo siempre al más alto nivel al que acostumbra a jugar el equipo de Milanello, este fin de semana se despidió de San Siro, su estadio siempre, con el borrón de los descerebrados de siempre, que los hay en todos lados y en Italia más, pero dejando un recuerdo imborrable a los millones de rossonneros y a los incontables aficionados al fútbol de todo el orbe.
Más de 1.000 partidos en un cuarto de siglo defendiendo una sola camiseta y recibiendo sólo una roja directa, todo un ejemplo para el mercadeo y la antideportividad en el que está sumido el fútbol.
Siete ligas y cinco Copas de Europa alimentan su palmarés, en el que sólo falta aquel entorchado mundial que brillantemente consiguió su país en 2006, el primer Mundial al que no asistía. Maldini abandona los pastos futbolísticos italianos y europeos, por primera vez es traspasado y pasa a formar en ese equipo eterno que juega como local en el olimpo del fútbol. Te toca Paolo, salta al terreno con la elástica del equipo eterno. Forma con Baresi, con Beckenbauer, Cruyff, Pelé, Maradona, Di Stefano, Charlton, Suárez, Kubala, Platini...
Por méritos propios.
Un Saludo
Otrora lateral, convertido a central con el paso de la edad, desde mi punto de vista que alcanza no más de dos décadas el milanista ha sido sin duda el mejor defensa de la historia del fútbol, aunque mi opinión puede quedar algo segada debido a mi juventud.
A sus 41 años de edad, que se dice pronto, compit
iendo siempre al más alto nivel al que acostumbra a jugar el equipo de Milanello, este fin de semana se despidió de San Siro, su estadio siempre, con el borrón de los descerebrados de siempre, que los hay en todos lados y en Italia más, pero dejando un recuerdo imborrable a los millones de rossonneros y a los incontables aficionados al fútbol de todo el orbe. Más de 1.000 partidos en un cuarto de siglo defendiendo una sola camiseta y recibiendo sólo una roja directa, todo un ejemplo para el mercadeo y la antideportividad en el que está sumido el fútbol.
Siete ligas y cinco Copas de Europa alimentan su palmarés, en el que sólo falta aquel entorchado mundial que brillantemente consiguió su país en 2006, el primer Mundial al que no asistía. Maldini abandona los pastos futbolísticos italianos y europeos, por primera vez es traspasado y pasa a formar en ese equipo eterno que juega como local en el olimpo del fútbol. Te toca Paolo, salta al terreno con la elástica del equipo eterno. Forma con Baresi, con Beckenbauer, Cruyff, Pelé, Maradona, Di Stefano, Charlton, Suárez, Kubala, Platini...
Por méritos propios.
Un Saludo
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