Quien me conozca sabe que precisamente raulista no soy, que todo lo que huele a Real Madrid me repele y que no suelo regalar elogios a los merengones.
Pero me parece justo, como aficionado al fútbol, reconocer el logro del capitán blanco, que se ha convertido en el máximo goleador del equipo de la Castellana.
No soy de los que piensa que Raúl es un excelente jugador, ni siquiera que debe ir a la selección pues ya hace años que perdió su sitio, años antes a que dejara de vestir la Roja, pero justo es reconocer que él nos da la posibilidad de palpar la entrega de un futbolista.
El gol que igualaba al gran Di Stéfano fue marca de la casa, recogiendo un rebote como cientos habrá metido y ya no puede ser casualidad, una de sus principales virtudes es, sin duda, la colocación y la fe, ingredientes que le han dado muchísimos tantos.
Raúl no tiene nada de espectacular, pero es ejemplo de brega, constancia y lucha. Al madrileño se le podrán achacar decenas de defectos, pero nunca se le podrá decir que no da la cara y eso, para mí, es lo más importante que puede aportar un futbolista, y éste siempre deberá salir del campo aplaudido por los aficionados. Durante los dos o tres años que no dio pie con bola nunca dejó de partirse la cara por una camiseta, un escudo y unos compañeros.
Hoy es merecido que elogie a Raúl casi por primera vez en mi vida, no por gran jugador, sino por ser la personificación de la honradez dentro de un terreno de juego.
Un Saludo
Pero me parece justo, como aficionado al fútbol, reconocer el logro del capitán blanco, que se ha convertido en el máximo goleador del equipo de la Castellana.
No soy de los que piensa que Raúl es un excelente jugador, ni siquiera que debe ir a la selección pues ya hace años que perdió su sitio, años antes a que dejara de vestir la Roja, pero justo es reconocer que él nos da la posibilidad de palpar la entrega de un futbolista.
El gol que igualaba al gran Di Stéfano fue marca de la casa, recogiendo un rebote como cientos habrá metido y ya no puede ser casualidad, una de sus principales virtudes es, sin duda, la colocación y la fe, ingredientes que le han dado muchísimos tantos.
Raúl no tiene nada de espectacular, pero es ejemplo de brega, constancia y lucha. Al madrileño se le podrán achacar decenas de defectos, pero nunca se le podrá decir que no da la cara y eso, para mí, es lo más importante que puede aportar un futbolista, y éste siempre deberá salir del campo aplaudido por los aficionados. Durante los dos o tres años que no dio pie con bola nunca dejó de partirse la cara por una camiseta, un escudo y unos compañeros.
Hoy es merecido que elogie a Raúl casi por primera vez en mi vida, no por gran jugador, sino por ser la personificación de la honradez dentro de un terreno de juego.
Un Saludo
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