La eterna mentira madridista



Siempre pasa.

No sé si indignarme o descojonarme cuando tras otro partido en el que el Sevilla vapulea al Real Madrid salen miles de excusas por parte de merengones, aficionados y prensa, para justificar el enésimo ridículo.


¿Por qué no sale en los medios que las faltas que precedieron al primer y tercer gol madridista fueron inexistentes?


¿Por qué cortan las imágenes del supuesto penalti de Palop a Higuaín justo después de que Raúl tocara el balon con la mano tras empujar al defensor sevillista?


¿Por qué se empeñan en contar que Escudé le hizo penalti a Higuaín cuando lo que se vio fue un piscinazo infame y obvian que eso es tarjeta amarilla?


¿Por qué nadie habla del doble rasero a la hora de sacar tarjetas?

¿Cómo tiene la poca vergüenza Carlos Martínez de decir en plena retransmisión que la inexistente falta de Fernando Navarro que precede al tercer gol madridista es merecedora de tarjeta cuando se ve clarísimamente que toca el balón?


¿Por qué la toma del primer gol en la que se aprecia clarísimamente que es Michel Salgado y no Kanouté el que toca el balón y que yo he visto no ha salido hoy en ningún informativo?


¿Por qué se quejan de que se le saque tarjeta a Robben por protestar airadamente, quizás por el escudo protector que tienen los jugadores madridistas?


¿Por qué no habla nadie de que Robben debería haber sido expulsado antes, que Marcelo no debió acabar ni la primera parte, que Gago patea la cara a Escudé, que Sergio Ramos agrede a Palop y no ve ni amarilla o que Guti tuvo que ser expulsado en los compases finales del partido por una flagrante entrada por detrás a Diego Capel?


¿Por qué no se ven todas estas cosas?


Es mejor mentir y decir que el Madrid es siempre perjudicado, sea verdad o mentira. Y ocultar que, durante más de la mitad del partido, los merengones fueron vapuleados por ese equipo invisible al que todo el mundo critica haga lo que haga, que le perdonó en múltiples ocasiones y que incluso pudo haber firmado una goleada histórica.

Pero, os pongais como os pongais, los tres puntos justísimamente volaron a Nervión.

Basta ya de la eterna mentira madridista y de dar pie al continuo lloro.

Un Saludo

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