Ciudad, afición y estadio maltratado


¿Recuerdan esta imagen?

17 de noviembre del 93, España con gol de Hierro vence a Dinamarca y se clasifica para el Mundial de Estados Unidos. En Sevilla, en el Ramón Sánchez Pizjuán, una de tantas gestas acontecidas en la capital de Andalucía.

29 de marzo del 95. España 1 Bélgica 1, último partido de la selección en el Sánchez Pizjuán.

7 de junio del 95. España 1 Armenia 0, último partido de la selección en el Benito Villamarín.

De ahí en adelante tres ridículos partidos amistosos en el Olímpico de la Cartuja, el último el 15 de noviembre del año 2000. Hace ya ocho años.

Y así seguimos esperando recibir a una selección a la que se le apoyó siempre como en ningún sitio, que llenaba estadios para ver partidos sin historia ante rivales netamente inferiores. Que ha apoyado como nunca tanto en tenis, baloncesto o balonmano a todo lo que representara a España.

Mientras tanto, en Madrid se rasgan las vestiduras porque una selección de otro país, con todos los motivos del mundo, decide que allí no se juega un amistoso, repito amistoso, porque la afición se ensaña con los jugadores de color de su equipo. Una verdad como un templo y que volverán a negarnos taxativamente desde los medios, para hacernos ver que en el Calderón y en el Bernabéu el racismo es algo inexistente, y que allí nunca pasa nada.

Así que España se va a Mestalla, aquel estadio que presentaba sillas vacías por doquier cuando en todos los medios lo proponían como sede fija, para el partido de Turquía de nuevo el Bernabéu, donde seguro que no se grita a ningún morito, para el de hace poco a Murcia cuando fueron hace apenas tres años...

Y Sevilla sigue mirando al norte, con la mirada del que no entiende porque su amor de toda la vida de pronto dejó de ser correspondido.

Y en el Ramón Sánchez Pizjuán, donde jamás perdió la selección en 22 encuentros, en su cincuenta cumpleaños se sigue echando de menos que uno de esos fines de semana en que se corta la liga, el coliseo nervionense vuelva a abrirse para dar la bienvenida a una selección y a miles de banderas rojigualdas.

¡Eh, sí, vosotros, los que deciden esto!.

No es que Sevilla también sea España.

Es que en ningún sitio como aquí.

Un Saludo

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