Faena eterna en Triana


Enhiesto, líado en tu capote y quieto hasta en el paseíllo. Quieto, lo que te dio gloria e inmortalidad, quieto y con la cabeza alta mirando al frente y decidido hasta tu suerte.

Cambias el terciopelo y el hilo de oro por hierro forjado, el albero por el fango de las orillas de un río, la Maestranza por el Altozano. Sevilla por Triana.

No caminas, quieto. No toreas sobre los pies, lo haces quieto. Altivo, seguro de ti mismo, de la leyenda, de la faena inolvidable y del toreo eterno.

En la cabeza el toro que debió matarte, en el corazón Triana y en el estómago, por donde suben los nervios cuando el astado pisa el ruedo, en el estómago la Maestranza.

Faena eterna. Cambio de mano de Sevilla por Triana...

Sevilla te vio nacer, Sevilla te vio torear, pero Triana es la plaza de tu faena eterna, de un muletazo tan templado que aunque el burel lleve medio siglo embistiendo aún le queda mucho para llegar al de pecho.

Sevilla envidia a Triana.

Un Saludo

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