Cierran el Calderón, qué pena...


Se ha cometido una tropelía.

Este estadio, habitualmente nido de angelitos y civilizadísimos aficionados al noble arte del balompié, todos ellos de la nobilísima Villa de Madrid ha sido cerrado por dos partidos.

Eso sí, de competición europea.

Y es que, parece ser, que en Europa no se respeta a la capital del reino igual que se hace en nuestro país, del que tanta apología hacen en este estadio.

Se está perdiendo el respeto.















¿Cóm
o es posible que ese estadio, poblado de gentlemans de esos de cabezas rapadas y bota militar incrustada en la cabeza del rival, sea cerrado? Seguro que la culpa de esto la tiene algún sureño, algo habrá dicho ya Antena 3, para más señas sevillano, que se introdujo en el recinto deportivo atlético.

O quizás, la responsabilidad sea del Sevilla FC por las relaciones entre aficionados marselleses y sevillistas.

Europa va tan por detrás, no se han dado cuenta de que en Madrid hay carta blanca, o rojiblanca. Que las cosas que pasan entre sus fronteras son fruto de la casualidad y allí se quedan.

Será que no entienden el castellano.

A ver, señores de la UEFA, entérense. En los campos madrileños se pueden tirar botellas de alcohol, huevos, sillas, se puede apalizar a todo rival que ose aparecer por las inmediaciones sin distinción de color de bufanda. A ver, europeos, dense cuenta. Los aficionados madrileños cuando salen de su ciudad su comportamiento es excelente, tanto que un pobre hincha, con sólo 19 detenciones por actos vandálicos relacionados con grupos ultras fue convertido en martir hace sólo unos meses. ¿A quién se le ocurre pegarle a un ultra madrileño con una navaja, que seguramente usaba para pelar naranjas, en la mano?

Si es que no puede ser, en Europa no se enteran que los malos no están en Madrid. En Europa no se enteran de que las bengalas capitalinas son bonitos artificios para iluminar, que si tiran botellas es porque ven al rival con sed y si tiran sillas es para que estos se sienten. En Europa no se enteran de que los gritos imitando a monos cuando algún futbolista coge el balón es algo cómico, ¿o es que no ven que les ofrecen plátanos por si tienen hambre?... Ah no, que esos sonidos son una mala interpretación de ¡Kun, Kun, Kun! claro, como no entienden el castellano...

¡Hacerle esto a la consabida mejor afición de España!


Si es que no puede ser.

La culpa será de algún sevillano.

Un Saludo

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