Toros en Murcia: El liderazgo de Perera


A Murcia me fui ayer para ver una buena corrida de toros con mi amigo Jorge Ponce. Él ya ha dado su visión en la Casa del Arte. Se lidiaban toros, o al menos eso anunciaban, de FuenteYmbro para los espadas El Cid, Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera.

Los astados en general fueron flojos, bizcos, sospechosos y algo anovillados. Al tercero se le dio una vuelta al ruedo con increíble petición de indulto tras haberle puesto ni una inyección en el caballo y haberse caído varias veces. Fue un buen toro, pero la vuelta incluso se me antoja excesiva.

El Cid, como bien dice Jorge, parece que tiene dos caras, y aquí no demostró lo que suele dar en Sevilla, Madrid o Bilbao. Apenas cogió la izquierda y le regalaron una oreja tras un bajonazo en el primer toro.

Apenas pudo mostrar su dimensión Sebastián Castella en su primero, un toro que tropezaba siempre con la muleta cabeceando y al que mató tras pinchar dos veces. Otra oreja regalada.

En el quinto sacó toda su raza e hizo el primer quite de la tarde, éste por chicuelinas.



La faena la empezó con este siempre espectacular pase cambiado por la espalda y posteriormente dio una buena tanda con la derecha y poco más. El resto fueron pases deslabazados, enganchones, cabezazos del toro y poco más. Buena estocada, una oreja justa y petición exagerada de la segunda seguida de bronca a la benevolísima presidencia



Y, como viene siendo norma, lo mejor de la tarde lo firmó el extremeño Miguel Ángel Perera, al que por suerte he visto torear ya cinco veces en esta temporada. Seguro de sí mismo, liderando a los toreros en esta temporada como alegoriza este paseíllo en el que camina adelantado a sus compañeros y con la mirada alta y segura del que se sabe triunfador... y bien que lo fue.

Tras no poder acoplarse con el capote, meter testimonialmente al toro en el caballo sólo una vez y llevar él mismo la lidia, inició su faena con pases muy largos con la derecha como estos:



Siguió con varias tandas de naturales largos y profundos.



Y rubricando la faena con una poderosísima derecha que se hizo apoteosis en dos pases de pecho, sobre todo el primero, dignos de mención y ejemplo de temple.



Para rematarla con una estocada en todo lo alto para volver a demostrar allá donde va que Perera es, a día de hoy, el mejor torero del escalafón. Dos orejas justas y un rabo regalado fue el saldo de esta bella faena. En el sexto apenas tuvo opción.





Más de tres cuartos de entrada registró la enorme Plaza de Toros de la Condomina, la más grande de las que he visitado hasta el momento, al menos a simple vista. Plaza muy digna, con demasiada publicidad y que me recordó bastante a la de Granada, aunque quizás algo menos bonita.

Una de sus curiosidades es que en el tendido de sol tienen unas tuberías con agua pulverizada para aliviar algo el calor.

Pero el gran pero, valga la redundancia, fue la afición murciana. Fiestera hasta el punto de ser irrespetuoso con los toreros y con la fiesta. Entiendo la alegría de una fiesta, pero no la falta de educación y respeto, para ir a los toros a saltar y gritar está Pamplona y sino, quédate en un bar. Público de gache, plaza de pueblo grande. Para terminar me quedo con el pensamiento que tuve desde el primer momento. "Os dije que Granada era peor que Almería, pues Murcia es mucho peor que Granada".

En días así se valora mucho más lo que hay en nuestra plaza, tras Sevilla, la mejor afición que he visitado.

No creo que vuelva a Murcia a ver toros, me decepcionó mi primera corrida fuera de los límites andaluces.

Un Saludo

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