Toros en Huelva: ¡Qué pena de orejas!

Algo más de una semana después de que se acabaran las Colombinas de Huelva, y pasado ya el mediático pero decepcionante mano a mano de El Puerto, paso a comentar lo que aconteció en las tardes del sábado y domingo, días en los que pude asistir a ver toros en Huelva. Una plaza más que agregar a mi lista.

El sábado, con la plaza casi llena, se lidiaron toros de José Luis Pereda. Algo sosos y desclasados en general, algunos complicados por su mansedumbre.


La terna la comenzaba Enrique Ponce, que es
tuvo bien aseado en el primero con algunas tandas muy interesantes, lo que le valió una oreja y en el cuarto se topó con un incómodo burel al que apenas pudo hacerle nada. Como ejemplo os dejo esta tanda con la derecha que prologó con un molinete y rubricó con un templado cambio de mano al primero de la tarde.



El Cid, por su parte, corrió parecida suerte que el de Chiva, ya que su primer toro fue mucho más dado al lucimiento, cortándole una oreja matando en todo lo alto y superando su asignatura pendiente. Su segundo también fue un desclasado toro al que supo sacarle algunos pases y se le concedió una generosa oreja. Os dejo una de las pocas tandas con la izquierda que le dio al primero de sus oponentes:



Y el car
tel del primer día lo cerró un esperadísimo Cayetano, que debutaba en la Plaza de Toros de la Merced, y que dejó pinceladas de lo que se espera pueda llegar a ser una figura del toreo. La faena al primero tuvo momentos de profundidad y del mejor toreo, entre ellas varias series al natural profundas, bajas y larguísimas que le valieron desorejar al Pereda en cuestión pese a hacer guardia en la estocada. Creo que estamos ante un gran torero que ha superado con creces a su hermano, va mucho más allá de ser un mediático para la prensa rosa. Si sigue en esa línea puede llegar a figura. El último toro de la tarde fue un marmolillo peligrosísimo con el que no pudo rematar la tarde por mucho que sonara, a destiempo como casi siempre, la mala música de la plaza onubense. Teneis a continuación una de las tandas con la siniestra que recetó al primer toro de la tarde.




En la tarde del domingo se lidiaron, con la plaza también casi llena, seis toros de Núñez del Cuvillo, aunque la mayoría hicieron honor al jocoso Núñez del Bobillo que usan alguno de los detractores del encaste Bobecq, digo Domecq. Pero a lo cortés no hay que quitarle lo valiente, como diría Arturo, y el cuarto toro fue un cornupeta de nota. No muy bravo en el caballo, sí que tuvo un son excepcional en la muleta y sacó a relucir toda su bravura a la hora de morir, vuelta al ruedo para él. El quinto, que le correspondió a Perera, fue peligroso, tardo y amenazó con rajarse en varias ocasiones.

La terna la encabezaba El Juli. Un torerazo. Dejando atrás por fin esa estela de efectismo que dejó en sus primeros años de alternativa, se confirma que El Juli es de los que están a la cabeza del escalafón. En su primero no tuvo muchas oportunidades, ya que fue un toro que se paró pronto, pero en su cuarto, tras recibirlo con unos lances por verónicas hacia el centro del ruedo, realizó una faena llena de torería, profundidad, hondura y calidad. Una faena clásica que podría haber pasado a los anales del toreo si hubiera acontecido en Madrid o Sevilla. Enhorabuena al triunfador de la feria. Aquí os dejo un quite por chicuelinas al primero:



Miguel Ángel Perera es, quizás, el mejor torero de esta temporada, triunfador en tantas y tantas ferias a Huelva fue con la intención de seguir en boca de todos los aficionados. Muy buena su actuación en el primero en el que demostró su torería, que pese a quien pese está bastante por encima en la actualidad que la de otros muchos ídolos toreros. Le valió una oreja. Su segundo fue un peligroso y rajado Cuvillo, con el que fue capaz de poner los momntos de más emoción de la tarde con un quite por gaoneras que os dejo a continuación y un inicio de faena con pases cambiados por la espalda que le valió una aparatosa voltereta que sólo se quedó en susto. Una oreja generosa y a la puerta grande.



Por último, a Huelva llegaba Talavante tras una temporada algo irregular que hizo perder la esperanza a quien lo encumbró el año pasado. Eso sí, el extremeño realizó una faena espectacular a su primero, demostrando que no sólo torea con temple y largo sino que además no le duelen prendas en pegarse el arrimón, dos orejas y otro a la puerta grande. Su sexto no tuvo ninguna opción. Bien por Talavante en la primera vez que lo veía torear.



Por último me gustaría valorar a la Plaza de Huelva. Más bonita por fuera que por dentro, pero aún así agradable a la vista, me llamó la atención en los primeros compases de la actuación de Ponce el silencio y respeto con el que la plaza vivía la faena. Me encantó, por fin había encontrado un sitio que se asemejara en eso a Sevilla (se asemeja, no es igual, claro).

En general el ambiente durante las faenas era bastante bueno, el que a mí me gusta para ver los toros, aunque se estropeara a la hora de dar premios. Está bien ser una afición generosa, pero en el valor de una oreja en tu plaza está el prestigio de ésta. Se necesita algo más que ligar tres pases para conceder orejas, pero si un público exultante que no tiene en cuenta ni la ligazón, ni los desarmes, ni las estocadas defectuosas (IMPORTANTÍSIMO) y un presidente contagiado no lo remedian, seguirán quedando sólo unas pocas plazas que no sean un "gache regalaorejas", como diría mi amigo Jorge Ponce.

Me gustó el ambiente de Huelva desde que sale el toro hasta que cae, a partir de ahí, como cualquier otra plaza de pueblo más...

Una pena.

Un Saludo

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