Morante, Vioque, Roquetas y la FIESTA

Siempre es buen día para ver una corrida de toros y más si en el cartel figura un torerazo como Morante de la Puebla, un torero local como Ruiz Manuel y un prometedor Salvador Vega.

Como es un acontecimiento que ha sonado por todo el mundo taurino me abstendré de contarlo según las partes e intentaré dar mi subjetivísimo punto de vista a todo lo que ha sucedido.


Tras problemas para conseguir la barata entrada de sol para el festejo del viernes (Ponce, Fandi, Manzanares) no quise arriesgarme ante el poder de convocatoria de Morante de la Puebla y me acerqué con antelación para adquirir mi localidad para la corrida del sábado de la feria taurina de Roquetas de Mar. Plaza con no muchos años, cómoda, con una arquitectura poco funcional -desde los tendidos de arriba no se ven las tablas más cercanas ni medio tercio- y con una afición aún por definir a la que yo me atrevo a calificar de "molesta".

En esto que mi buen amigo Rafa y yo nos adentramos en el coso roquetero con la previsión de que se registrara una buena entrada y nuestra primera sorpresa es que las vallas de separación de tendidos estaban abiertas. Así, de la fila 10 del tendido general de sol pasamos a la fila 1 del tendido general de sombra. Una entrada que debía duplicar lo que habíamos pagado por la nuestra.

Sentados junto a buenos amigos y aficionados rompe a sonar la banda. Tras tres dacapos de 'La Entrada' y ostensibles gestos del presidente de que salieran ya los toreros comienza el paseíllo con tan solo dos espadas. Ruiz Manuel a la izquierda, Salvador Vega a la derecha y.... ¿Dónde está Morante?

Aún viéndose a integrantes de la cuadrilla del de La Puebla como el Lili por la puerta del patio de cuadrillas, Morante ya no estaba en la Plaza de Toros de Roquetas. Al parecer, ante el escaso público asistente, el empresario Fermín Vioque intentó reducir los emolumentos del torero, a lo cual éste se negó y abandonó la plaza. Justificada reacción, aunque desde la empresa traten de vender que la culpa es del torero. No firmes un contrato que no puedas pagar.

Tras acabar el paseíllo, entre la bronca del público asistente, la empresa anunció que devolvería el dinero de las entradas a todos los espectadores al acabar la corrida, tras lo que se apaciguaron algo los ánimos.

La vergüenza total llegó tras caer el sexto ¿toro? de la tarde. Con todos los aficionados corriendo hacia las taquillas en busca de su dinero -situación que contempla el reglamento taurino andaluz- anuncian por megafonía, cuando quedaban cuatro gatos en la plaza, que darían entradas para el festejo del día siguiente, con lo cual podeis imaginar el pitote que había formado ante las taquillas con todos los aficionados poniendo en su sitio al hombre que daba la cara, que seguramente no tendría la culpa, pero que tampoco nos trataba con buenas formas dentro de la situación creada.

Como yo no iba a ser menos le dije que yo para qué quería una entrada si "era de fuera y mañana iba a estar en Sevilla" a lo que me contestó con cierto rintintín, debido seguro a la ciudad que le nombré, "pues preguntaselo a Morante", pero no había sido Morante precisamente el que nos prometió dinero sino la empresa que él representaba en ese momento. Tras decirle cuatro cosas y dejar claro que si la fiesta está mal es por culpa de los taurinos como Vioque, abandoné Roquetas.


Así que de este suceso he entresacado varias impresiones:

- He ido dos veces a Roquetas a ver toros y he presenciado dos sainetes. No sé si a la tercera irá la vencida o si nunca habrá una tercera.

- Vioque contrata algo que no puede pagar, se ríe del torero, de la fiesta y del aficionado y se queda tan pancho. Creo que no volveré a ir a una corrida en una plaza que administre este hombre.

- La afición en Almería o es muy escasa o muy apática, aunque eso no se desprende precisamente de cada feria de Agosto en la capital. Ante la presencia de uno de los dos diestros que más pasiones despiertan en el mundo taurino la plaza debería haber presentado un buen aspecto, no digo lleno, pero al menos lo mismo que el viernes. Poco más de 1.000 personas para ver a Morante de la Puebla en una plaza en la que caben 8.000 es bochornoso, acrecentado además con que la presencia de El Fandi el día anterior había completado hasta tres cuartos de plaza. Si además a tu izquierda te toca un ultra futbolero que no sabe lo que ha ido a ver con una buena cogorza en lo alto, y detrás a una señora mayor con algún que otro litro de alcohol en el cuerpo se reúnen todos los requisitos para amargarte una tarde de toros. El aficionado taurino no tiene nada que ver con el futbolero, es importante recordar esto.

- Los responsables de una plaza semidesierta son dos. El primero y principal el empresario, que no ha sido capaz de llevar gente a la plaza. El segundo puede ser Morante. Pese a ser un magnífico torero creo que las pasiones desatadas tras la vuelta de José Tomás no le han sentado bien y quiere equipararse. Yo pensaba que Morante llenaba las plazas por sí solo, él creo que también, pero ha quedado demostrado que no. Y es una pena.

- Y los afectados de todo el embrollo también son dos: El aficionado, morantista o no, que acudió el sábado a ver una espectacular corrida de toros y la fiesta, que queda una vez más por los suelos por culpa de los taurinos.

Un Saludo

P.D: De la corrida en sí hablaré en otra ocasión.

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