Llegaron los Oscars


Las calles adya- centes al lugar del acto están hasta la bola. Son miles los curiosos que, con- trolados por la Policía, se agolpan en las vallas que cercan a 100 metros a la redonda la entrada al Apolo.

- Niño, echa ya la alfombra roja


- Pero, ¿no debería ser morada?


- Estoooo... tú calla, que esa es la que tenemos...


Almería empieza a conmocionarse.

Por la alfombra roja que debiera ser morada comienzan a desfilar los rostros más conocidos del pret-a-porter-cofradiero almeriense. Hermanos mayores, capataces, floristas, priostes... lo más granado entre los que forman nuestros cortejos. Los fotógrafos de las revistas moradas no paran de darle al botoncito, los flashes se disparan cada vez que un costalero estrella comienza su desfile entre las vallas. Lo vítores de los espectadores no cesan.

¿Y qué decir de los mode
los? A una gala de este tipo no se puede ir de cualquier manera y la moda primavera-verano-cofradiera amante de la serigrafía no se ha quedado atrás. De nuevo la alta costura cofradiera-almeriense se ha superado, los yetis cada año son más fidedignos.

Las cabezas de los espectadores se elevan, se masca la tensión y la policía está alerta. Tras bajarse de un escalofriante Rolls-Royce irrumpen en escena los claros protagonistas de la última Semana Santa: Nemo y los Lunnis, satisfec
hos de haberse podido escapar por fin de esos trozos de tela sudados cosidos a un saco que pica pasusmuertos...

Dentro todos se acomodan, el pescado está más que vendido y el orden de asiento de las estrellas asistentes despierta algunas sospechas.


Comienza la gala. Los presentadores,
bien vestidos para la ocasión, agradecen la presencia a los asistentes y se lamentan de que los miles de personas venidas de todas partes del mundo no hayan podido entrar en el Apolo, aunque se congratulan de que la BBC haya llegado hasta allí para que en Thailandia puedan saber el resultado final. El decorado es muy acorde, una sagrada imagen en su paso con sus costaleros, que cada vez que entregan un premio hacen una levantá de esas tan modernas, de las de suave pero al puntillazo, el último grito...

Se suceden los premios, que si mej
or florista, que si cuadrilla más molona, que si el giro más eterno, que si la costra más grande en el cuello, que si el mejor cofrade del universo, que si el que aprieta la perilla más alta de Almería, que si el agujero de mayor diámetro realizado por un zanco tras pegar chispazo, todo tiene su reconocimiento...

Las caras de los nominados que vieron cerca su sueño son de lo más dispar. Está el típico políticamente correcto que consigue disimular su tremenda rabia al no recibir el premio, ya la pagará con cualquier señal de tráfico
y/o estampa de la hermandad del ganador cuando salga y nadie lo vea; también hay quien no se aguanta rompiendo a llorar por ver como se escapa de entre sus dedos el sueño de su vida, pero al salir se pegará unos cuantos golpe de pecho y dirá "el año que viene vengo a por todas".

Y luego están las caras de los
ganadores. Lágrimas de emoción, saltos, abrazos, besos, balbuceos en la tribuna al recibir el ansiado trofeo, palabras entrecortadas, recuerdos a los que no vieron esos premios, dedicatorias a los hooligans...

A la salida no crean que los miles de curiosos se fueron, por fin saben de primera mano quien ha salido triunfador y quien no. Unos lo celebrarán, otros se cagarán en los muertos de los ganadores y, ¿por qué no?, de los perdedores también.

El salón se despeja, por la puerta va saliendo el star-system cofradiero. Abrazos, golpes de pecho, "hermanicos que te quiero", falsas enhorabuenas y al darse la vuelta queja por el jurado y crítica a la hermandad del ex-abrazado... Escenas que se repiten y que todos esperan con ansia.

Se acaba la Semana Santa de Almería que empezamos el 16 de marzo, pues su epílogo tiene lugar mañana. ¿O acaso no es para eso para lo que m
uchos sacan los pasos a la calle?


¡¡¡POR FIN HAN LLEGADO LOS OSCARS COFRADES!!!

Un Saludo


P.D 1: Un sainete verdad, pues el miércoles por la noche en el Apolo para los que apoyen semejante vergüenza.

P.D 2: Así nos va.

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