Toros en Granada: José Tomás y lo demás

Hasta Granada me desplacé el pasado viernes con muchas ganas para volver a ver a José Tomás en acción. En la Monumental de Frascuelo reaparecía tras el fuerte pitonazo en el cuello que recibió en Jerez de la Frontera. Además del de Galapagar actuaban Finito de Córdoba y Daniel Luque.


El de Sabadell no es precisamente santo de mi devoción, sobre todo tras el sainete de Roquetas de Mar el Sábado de Pasión, pero es justo señalar que dio varios pases en redondo muy profundos y muy buenos, aunque en sus dos faenas abusó de meter el pico y se pasa a los cornupetas a kilómetros. No me transmite nada este torero que ha visto como la bicoca de José Tomás le va otorgando festejos en cantidad. Al primero lo despachó de un bajonazo infame, ante mi sorpresa hubo petición de oreja denegada acertadamente por el presidente. En su segundo tuvo una faena de menor calidad, mató de media estocada y el presidente no fue capaz de negar una oreja ante la petición en el graderío. Mi pañuelo, lógicamente, se quedó en mi bolsillo.

Daniel Luque actuaba por segunda vez en el coso granadino -es lo que tiene estar apoderado por la empresa que gestiona la plaza- y demostró en su primer toro que a poco que la suerte le acompañe será figura del toreo. Hizo la faena más completa de la tarde y mató al toro con una soberbia estocada en todo lo alto que lo hizo caer rodado -mención aparte merece la efusivísima celebración tras el burladero de la empresa de
Caldas y compañía, fuera de lugar bajo mi punto de vista-. Dos orejas en su primero -esta vez mi pañuelo si asomó- y ovación en el sexto de la tarde, toro sin casta fuerza ni transmisión ante el que no pudo hacer nada. Aún así hubo petición. Sorprendente.


Y por último, y para darle más emoción a esta crónica porque si yo y la mayoría de los que fuimos a la plaza lo hicimos por ver a José Tomás supongo que el que me lea estará deseando leer sobre él, toca hablar del de Galapagar.


La lidia y faena al segundo de la tarde la acompaño con videos:

Recibió al toro con pausadas verónicas y ajustadísimas chicuelinas como sólo él sabe hacer.



Espectacular fue el quite con delantales y afarolaos.


En poco tiempo se puso a torear con larguísimos naturales.



Un molinete puso prólogo a una gran serie en redondo.



Siguió con la izquierda un par de series más.






Y recetó una buena estocada tras un intento fallido al re
sbalar, no permitió el capoteo de sus banderilleros y el toro tardó en morir.



Una oreja bien merecida bajo mi punto de vista.

El quinto de la tarde, no pude grabarlo
porque se me acabó la tarjeta, fue el punto álgido de la corrida. Espectacular quite por gaoneras marca de la casa, larguísimos naturales y arrimones de esos que ponen el corazón en un puño, José Tomás en estado puro.

Una buena estocada dio paso al delirio exagerado en la plaza. El presidente concedió dos orejas que pudieran ser acertadas, retiró los pañuelos y, ante los pitos e insultos -incomprensible en una plaza de toros- de algunos concedió el rabo. Demasiado premio, pero muy poco comparado con el rabo que también le concedieron al Fandi el martes de feria tras otro bajonazo infame.

El ganado resultó sosillo, con poca fuerza en general. Al primero, jabonero bastante bonito lo devolvieron al poco de salir, se le veía acalambrado y bajo mi punto de vista a los toros hay que valorarlos en el caballo y no antes. Se podría haber cambiado, pero al menos que hubiera entrado al caballo. Al resto nos lo vendieron como toros bien entrados en kilos, aunque el trapío no mostraba lo mismo. Bajo mi punto de vista el cartelón nos metía la bacalá, no me creo que pesaran eso esos toros, los de Gerardo Ortega del jueves en Sevilla se veían más grandes y no pesaban tanto.

La plaza de Granada es una plaza bonita, me recuerda a la de Almería aunque más grande y con menos encanto, pero el ambiente en ella me decepcionó sobremanera. Yo entiendo que es feria, que hay merienda y todo lo que haya que entender, pero eso también lo hay en Almería y el público festivo no hace las cosas que allí, y encima comentan que se notaba que había más entendidos al haber asistido a la corrida gente de fuera de Granada. A mí me gusta ver los toros en silencio, sin gritos, concentrados, sin descentrar al torero, valorando sus pases por ellos mismos y no por quien los hace, no necesito música si la faena no la merece. A mí me gusta ver los toros con respeto, con respeto no al toro ni al presidente ni al torero, sino a la fiesta. Gracias a Dios, en una corrida de toros hay tiempo para todo, pero el viernes en Granada no supieron ver cuando era el tiempo de cada cosa.

Y también es una plaza extraña, con los toriles en sombra y la contraquerencia, el burladero de matadores y la puerta grande en sol.


Un Saludo

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