Sorpresa a medias


El domingo pasado, a poco más de 100 días de que tu inmensa candelería ilumine de nuevo las calles de Sevilla en el primer día de la Primavera y bajo la luna del Parasceve, tuve la suerte de verte por primera vez a escasos centímetros.

Por circunstancias de la vida nunca había podido asistir al besamanos que cada puente de la Inmaculada preparan tus hermanos con ese estilo casi milenario que tiene El Silencio.

Entonces, allí, con mis ojos clavados en los tuyos descubrí algo que ya sabía, que conocía, pero que no dejó de sorprenderme entonces.

La belleza y el dolor de la considerada mejor dolorosa del siglo XX, obra inigualable del onubense Sebastián Santos, y entonces, allí, con mis ojos clavados en los tuyos me sentí aún más orgulloso de ser tu costalero desde hace unos años, de aportar mi granito de arena en aquella extraordinarísima procesión del 9 de mayo de 2004.

Y el orgullo inigualable, una vez más, de ser de la Madre y Maestra.

Un Saludo

P.D: Foto tomada del blog Fotos Cofrades, de Roberto Villarrica.

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